viernes, 14 de octubre de 2016

Palestina: La muerte a manos del Sionismo no para


Día a día, los medios de comunicación dan cuenta de las muertes que tropas de ocupación en Palestina ejecutan contra hombres y mujeres, entre ellos menores de edad de la población palestina.
Asesinatos de hombres y mujeres, principalmente jóvenes, que desde el inicio de la denominada III Intifada, en octubre del año 2015, ha significado la muerte  de 250 palestinos en la Franja de Gaza, Al Quds y la Ribera Occidental. Entre ellos 11 mujeres  y 50 menores que no superaban los 17 años de edad. Los responsables de esos crímenes son tanto los soldados de la entidad sionista ocupante como los colonos extremistas, que armados y bajo la protección del ejército israelí han poblado de asentamientos el territorio palestino, principalmente en Al Quds Este y la zona del West Bank con el objetivo de fragmentar Palestina e imposibilitar cualquier posibilidad de tener un Estado independiente. Asesinatos que cumplen el objetivo sionista de comprometer el futuro de Palestina a través del asesinato de su población y en especial de sus jóvenes como ha sido señalado por dirigentes sionistas.
Nacionalsionismo
Parlamentarios sionistas como Ayelet Shaked, ex diputada por el Partido Ultranacionalista Hogar Judío, escribía en julio del año 2014 cuando ocupaba un puesto en la Knesset israelí una apología al genocidio del pueblo palestino “los palestinos deben morir y sus casas deben ser demolidas. Ellos son nuestros enemigos y nuestras manos deberían estar manchadas de sangre. Esto también se aplica a las madres de los terroristas fallecidosDetrás de cada terrorista hay decenas de hombres y mujeres sin los cuales no podría atentar. Ahora todos son combatientes enemigos, y su sangre caerá sobre sus cabezas. Incluso las madres de los mártires, que los envían al infierno con flores y besos. Nada sería más justo que siguieran sus pasos. Por su parte, las mujeres palestinas deben desaparecer junto a sus hogares, donde han criado a estas serpientes. De lo contrario, criarán más pequeñas serpientes". Hoy, Ayelet Shaked es ministra de asuntos judiciales de la entidad sionista ¿En qué lugar del mundo declaraciones de una genocida le dan como premio una cartera ministerial? ¿En qué se diferencian las palabras de Himmler, Hitler, Goebbels con las que emite esta ministra de asuntos judiciales? Sin duda Ayelet Shaked es la prueba viviente del similitud entre el nacionalsocialismo con el sionismo
La Ribera Occidental y Al Quds Este está siendo ocupada por colonos sionistas venidos desde Argentina, Rusia, Francia, Chile, Estados Unidos entre otros países, como también de sectores desfavorecidos de la población israelí a los cuales se les promete subsidios económicos, viviendas, educación y otros privilegios para ocupar territorios que no les pertenecen. 650 mil colonos extremistas que con total impunidad violan los derechos humanos de una población sometida a una intervención, que incumple todas las disposiciones legales internacionales. Esto, con el objetivo de restituir los territorios ocupados a sus legítimos dueños, a sabiendas que el aval de Estados Unidos y potencias como Francia e Inglaterra le dan el sostén financiero, político y militar para hacer oídos sordos en el freno de su  política de barbarie y ocupación.
La impunidad es parte de la conducta cotidiana de la entidad sionista. Se le ha prometido, que en virtud de su papel de punta de lanza de la hegemonía occidental en Oriente Medio, contará con la complicidad frente a sus crímenes, se le facilitará apoyo económico como acaba de suceder con la firma de un acuerdo militar con el gobierno estadounidense – a pocos meses de su salida de la Casa Blanca – donde se le proporciona ayuda militar por 38 mil millones de dólares por la próxima década –
Bien sabe Benjamín Netanyahu que su papel de “perro fiel” de occidente garantiza impunidad frente a la ocupación y las violaciones que se cometen día con la población palestina en materia de asesinar civiles, demoler casas, destruir aldeas, impedir el libre tránsito, implementar una política de bantustanes en la Ribera occidental, violar el derecho de cientos de miles de creyentes, que se ven impedidos de acceder a sus lugares santos en la Explanada de las Mezquitas en Al Quds, en la Mezquita de Ibrahimi en Al Jalil, negados en sus derechos básicos en materias de acceso al agua y la energía. Misma violación sufrida por la población cristiana en localidades como Bethlehem, Beit Jala y Beit Sahour sometidas a un encierro implacable, viviendo tras un muro que los constriñe y les impide su desarrollo como sociedad.
En estos últimos días la orgía de sangre sionista se ha cebado contra la vida de niños, como es el caso de Abdulá Abu Medyef de 10 años de edad asesinado de un tiro en la espalda, por soldados israelitas,  en la ciudad de Jan Yunes en la Franja de Gaza. En Al Quds, en el barrio de Silwan, el joven Ali Atef Shiyuji de veinte años de edad recibió un tiro en el abdomen por parte de fuerzas de ocupación sionistas, que reprimían una manifestación palestina: piedras contra balas es la realidad de una población palestina,  que sólo tiene esas armas para oponerse a una política de ocupación que debe cesar. Si ello no es así, sino termina esta presencia sionista en territorio palestino,  esas piedras cambian a balas – con todo el aval moral y legal - cuando se trata de defender una tierra hoy arrasada por una fuerza ocupante. Razón que impulsó al ex preso político palestino Mesbah Abu Sabih a abrir fuego contra una estación de policía en Al Quds resultando un agente y un colono israelí muerto. Mesbah Abu Sabih fue abatido a los pocos minutos. Mesbah ejerció algo de justicia en una tierra injusta.
Todas las armas contra el sionismo
El sionismo no sólo teme a la decisión del pueblo palestino de oponerse a la ocupación mediante un levantamiento social, que dignifica a un pueblo que con las armas de la razón lucha contra una entidad que reprime esas manifestaciones a sangre y fuego. El sionismo teme también a las letras, las imágenes, las voces que dan a conocer al mundo sus crímenes. Por ello ha continuado con su política de silenciar a los periodistas palestinos, confiscando sus equipos de radio y televisión, deteniendo a su profesionales y técnicos, que en número de 20 se encuentran en las cárceles israelitas. Sin cargos oficiales en su contra y sin que los medios de comunicación occidentales levanten la voz de condena a esta conducta del sionismo. Es el doble rasero permanente de aquellos que suelen llenar sus boletines informativos contra los gobiernos de Siria, Venezuela, Irán, Bolivia, Ecuador o todo aquel que huela peligro al establishment político hegemónico, pero callan desvergonzadamente frente a los crímenes que comete la entidad sionista.
La política de ocupación israelí usa todo tipos de herramientas y presiones para lograr que su presencia en Palestina no sufra variaciones e incluso se acepte como parte de una conducta “natural” el seguir construyendo asentamientos, para miles de colonos que instala en territorio palestino con el objetivo de impedir la conformación de un futuro Estado Palestino. Ejerce presiones sobre los gobiernos de países donde el programa de Boicot, Desinversión y Sanciones – BDS -  contra la entidad sionista se está desarrollando. Presiona a Facebook, Twitter y otras empresas ligadas a redes sociales para impedir que las denuncias contra la política colonialista, racista y criminal del sionismo salgan a la luz pública. Influye a través de sus instituciones de lobby como el Comité de Asuntos Públicos Israelí-estadounidense – AIPAC – en Francia e Inglaterra para que se promulguen legislaciones, que criminalicen la crítica a Israel sobre la base argumental que el antisionismo es simplemente antisemitismo y de esa manera censurar escritos, impedir la publicación de libros, acallar voces disidentes incluso dentro del propio Israel o amenazar con asesinatos selectivos contra los activistas del BDS como ha sido vociferado desde las más altas esferas gobernantes de la entidad sionista.
En Chile, por ejemplo, donde la comunidad palestina residente representa la más grande del mundo occidental con cerca de 350 mil descendientes de palestinos, la comunidad judía, ha presionado al gobierno para tratar de censurar a los medios palestinos que se han dedicado a denunciar las atrocidades cometidas por el sionismo contra el pueblo palestino. Una de las últimas actividades ha sido influir vía parlamentarios amigos de Israel – definidos en sus medios como “Hijos de la Luz” -  para que el gobierno chileno promulgue una ley denominada anti odio que no es más que la pretensión de impedir que se denuncie al sionismo y sus crímenes.
La mandataria chilena, Michele Bachelet señaló en un encuentro con la Comunidad judía de Chile en el mes de septiembre pasado que “tengo la plena convicción que es indispensable una ley anti odio y me comprometo para Janucá – una fiesta judía – que tendremos avances en este sentido”. El temor es que el lobby sionista permita contar con una creación jurídica que logre su ansiado sueño de asimilar antisionismo con antisemitismo. Cuestión que muchos judíos  rechazan fervientemente, como es el caso de grupo ultra ortodoxo, con sabios de la Toráh – que en modo alguno podrían ser considerados antisemita -  Naturei Karta – que representa la organización de judíos más activamente opuesta al sionismo e Israel y que sostiene “el sionismo es inherentemente inmoral y antitético del verdadero judaísmo”. Naturei Karta, como es tradicional suelen ser criticado con el argumento clásico de los sionistas cuando las censuras provienen desde las propias filas del judaísmo “estos judíos que rechazan el sionismo  son judíos que se odian a si mismos”. Argumento tan válido, afirma  Khaled Aymaret “como afirmar que los alemanes que rechazaban el Tercer Reich eran alemanes que se odiaban a si mismos o alemanes incompletos”
El sionismo no para en su política de ocupación y crímenes contra la población palestina. Y no lo hará hasta que la comunidad internacional decida ejecutar con Israel una clara política de no permitir que se siga violando el derecho internacional, que se cometan crímenes de guerra y de lesa humanidad, que se siga avalando por parte de las potencias occidentales como Estados unidos, Francia e Inglaterra esa conducta criminal bajo una doble hipocresía de condenar a unos y hacer la vista gorda con el régimen israelita. En Palestina no se vive una guerra, existe una ocupación donde no hay oponentes equivalentes, no hay equilibrio posible frente a una sociedad sometida al arbitrio de una potencia colonial, racista y criminal. Una entidad sionista que le da un carácter ideológico a una creencia religiosa. Una potencia ocupante no sólo de territorios tras la guerra del año 1967 sino que de la Palestina Histórica.  Israel es una entelequia criminal que viola todos y cada uno de los acuerdos internacionales, convenios y resoluciones de organismos como la ONU. Israel es una entidad que en virtud de defender esos privilegios espurios, de seguir sometiendo a una población como la Palestina, seguirá ejecutando los crímenes que ha cometido desde el año 1948 a la fecha.
Israel es la expresión de lo que sionismo ha sido desde sus inicios a fines del siglo XIX: una ideología europea, un proyecto de ocupación llevado a cabo por sionistas  judío-europeos con el claro objetivo de colonizar palestina con judíos y convertirla en un Estado-Nación. Por ello el desenmascarar ese objetivo, ese carácter colonizador genera que la dirigencia sionista vincule sionismo con judaísmo alentando una enorme campaña internacional de propaganda, intentando convencer que el sionismo es en esencia inherente a la condición judía, de modo que cualquier que se oponga, que condene, critique  ataque este contubernio sea tachado de antisemita.
Dura tarea tenemos de combatir al sionismo, unos en tierras palestinas sufriendo el atropello y el crimen, otros en el seno de una sociedad que los discrimina y ataca cotidianamente. Otros, denunciando a una creación inhumana, carente de dignidad y desprecio absoluto por aquellos que no piensen o acepten lo que dicen que son. Hay mucho que hacer, lo primero es develar el crimen, la ocupación, el racismo, con todo lo que la ley permita, con todo lo que el derecho internacional nos otorga y ampara entre ellos el combate con todas las armas contra quien usurpa los derechos del pueblo palestino. Sea ello, si se requiere, con algo más que piedras.

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