sábado, 10 de octubre de 2015

Antonio Soto Canalejo (Vida y obra)



Antonio SotoAntonio Soto Canalejo (1897-1963) Nacio el 8 de octubre de 1897 en El Ferrol, La Coruña, Galicia (España) y murió el 11 de mayo de 1963 Punta Arenas, Magallanes (Chile).


Fue uno de los principales dirigentes anarquistas en las huelgas rurales de la patagonia Argentina en 1921.


Antonio Soto nació el 8 de octubre de 1897 en El Ferrol, La Coruña, España. Hijo de Antonio Soto y Concepción Canalejo. Llegó a Buenos Aires cuando tenía 13 años. Huérfano de padre comenzó junto con su hermano Francisco, una vida de miserias y privaciones en aquella Argentina del centenario. Antonio pudo concurrir muy poco a la escuela primaria.


Hizo de los más diversos oficios (tal como otros chicos y adolescentes de aquel tiempo) en la escuela de las privaciones, la explotación y el castigo, desde muchacho fue atraído por las ideas anarquistas y el anarcosindicalismo.


En 1914 ya con 17 años Soto se resiste a ingresar en la milicia para ir a combatir a Marruecos. En 1919 (a los 22 años de edad) se embarcó con la compañía teatral Serrano-Mendoza, que hacía el recorrido de los puertos patagónicos argentinos y continuaba su periplo por Punta Arenas, Puerto Natales, Puerto Montt, etc. Ida y vuelta, llevando el arte dramático a los aislados villorrios australes. En enero de 1920 se desata una verdadera rebelión popular en la ciudad de Trelew, Chubut. Todo comienza con una huelga de empleados de comercio a la que se adhiere casi toda la población, en contra del gobernador, la policía y los grandes comerciantes. La cita adquiere características de gran escándalo por las mutuas recriminaciones, y, como en todo pueblo chico, salen a relucir problemas personales.


En ese momento aparece Antonio Soto, arengando a la gente y apoyando a los trabajadores en huelga. Esa actitud le valió su detención y expulsión del territorio chubutense. Poco después llegará a Río Gallegos. El clima obrero que reina en la capital santacruceña lo atrae. Antes y después de las funciones teatrales concurre al local de la Sociedad Obrera. Allí escuchará al asesor, doctor José María Borrero, quien habla como los dioses y deja siempre estupefacto al auditorio. Borrero lo incita a quedarse e integrar el sindicato; él se ha dado cuenta de que Soto es hombre de lucha, que tiene preparación ideológica y que sabe expresarse bien en las asambleas. Y, cuando la compañía teatral parte, Soto se queda. El futuro dirigente de las huelgas rurales se inscribe como estibador en el puerto, o, mejor dicho, como “trabajador de playa”. Hasta que el domingo 24 de mayo de 1920 es elegido secretario general de la Sociedad Obrera de Gallegos. En julio de ese año. La Sociedad Obrera, en connivencia con todos los sindicatos de las otras ciudades santacruceñas, declara la huelga del personal de hoteles de todo el territorio y del personal de playa de los puertos. Piden mejoras salariales. La cosa no es fácil. Principalmente en Río Gallegos. En el sector de playa se pierde la huelga. En cambio, el gremio de mozos, peones y cocineros de hoteles, siguen adelante.



Primera Huelga


La situación al comenzar el año 1921, el año más trágico de los años vividos en la Patagonia, era la siguiente: el paro en Río Gallegos y Puerto Deseado era total, además habían declarado el boicot a 3 comercios. El 16 de enero el marino Malerba, bajo las órdenes de Correa Falcón barre todo lo que tenga olor a huelguista. El primero que cae es el asesor de la Sociedad Obrera, José María Borrero. Después se llevan a todos los amigos de Antonio Soto, a quien no pueden apresar (estaba refugiado en la casa de doña “Máxima Lista”) Antonio Soto decide viajar a Buenos Aires para aclarar las cosas en el congreso sindicalista. Para eso saldrá de su refugio en lo de doña “Máxima Lista” y será escondido del vapor “Asturiano” por los obreros de máquinas. Al llegar a Puerto Deseado el subprefecto se entera de su presencia y decide bajarlo con un grupo de marineros. Pero toda la tripulación se declara en huelga y el policía marítimo, burlado, tiene que hocicar. Al desembarcar en Bs. As. Un pesquita trata de detener a Soto pero 300 estibadores y obreros del puerto lo impiden.


La organización obrera, órgano de la FORA sindicalista, en su número 29 de enero, consigna su llegada. Soto participará del congreso nacional como delegado de los afiliados de la Sociedad Obrera de Río Gallegos. Pero más que al congreso nacional, Soto viene a agitar el ambiente sindical de Bs.As. para ayudar a sus compañeros del campo que están en lo más bravo de la primera huelga.


El congreso obrero, con representaciones de todo el país, se realizó en La Plata desde el 29-01 hasta el 05-02 de 1921. Es allí donde Soto les faltará el respeto a los jefes del gremialismo nacional. Todo el congreso escucha estupefacto la profunda crítica que hace el delegado patagónico para con la falta de solidaridad del consejo federal y la orfandad en que se tuvo que mover el movimiento obrero del sur durante el difícil año de 1920. Esta intervención de Soto no le fue perdonada nunca. Pero el paro del campo seguirá “hasta sus últimas consecuencias.” El gobierno radical, aliado de los estancieros, envía al Ejército hacia la Patagonia al mando del Teniente Coronel Varela para evaluar la situación que se estaba viviendo. Este al llegar y evaluar antecedentes, finaliza informando que los responsables de todo eran los estancieros, por la explotación a la que sometían a los trabajadores rurales y que la patronal debía humanizar el trato, obligando a ambas partes a deponer las armas y a los estancieros a cumplir con las demandas. El 10º de Caballería se retira.



Segunda Huelga


Los estancieros se niegan a cumplir con su parte, siguiendo con despidos y no pagando los sueldos atrasados, ni hablar de mejoras en condiciones laborales. Antonio Soto se entera de las condiciones y deciden volver a la huelga y al paro indefinido.


El 25 de marzo de 1921 se produce un paro general en el frigorífico. No había que perder más tiempo. Lo único que podía llevarlos al triunfo era la acción. Al enterarse de esto Varela tiene que regresar a la patagonia, pero esta vez para “arreglar los problemas definitivamente”.


El 15 de septiembre Soto y sus compañeros parten rumbo a las estancias de la cordillera en una interminable y degradante gira, en auto y a caballo. Esta fue la ruta hasta el 5 de octubre.


Al 31 de octubre, Soto había levantado las peonadas de las estancias “Buitreras”, “Alquinta”, “Rincón de los Morros”, “Glencross”, “La Esperanza” y “Bella Vista”. En menos de 7 días esos hombres sublevaron toda la extensísima región del sudoeste del territorio santacruceño.


Esta primera parte es absolutamente pacífica: se entra a las estancias, se habla con peones, se requisan las armas, se llevan los alimentos necesarios que son documentados por vales que firma Soto y, cuando en los establecimientos se encuentran propietarios o administradores, éstos son llevados como rehenes.


Al 5 de noviembre todo el sur de Santa Cruz está paralizado. No hay estancia que trabaje. Los obreros dominan los caminos, varias son columnas de 60, 100 y 200 hombres que marchan con la bandera roja y negra por las regiones desoladas santacruceñas. Soto se encuentra en Punta Alta con Graña, Sambucetti y Mongilnitzky. Allí resuelven que mientras Soto continúe dirigiendo el movimiento en el campo, los 3 restantes deben intentar entrar en Río Gallegos para reemplazar a los dirigentes presos y tener un punto de apoyo en la ciudad.


Los 3 compañeros fracasan en Gallegos, al ser golpeados y apresados por policías. Para ese entonces las columnas de Pintos, Outerelo y Argüelles habían sentido en carne propia la energía del capitán Viñas Ibarra y el teniente coronel Hugo Varela, que se dedicaron a la limpieza de las columnas huelguistas, pero sabían muy bien que la zona sur no estaría definitivamente pacificada hasta que no se capturara a Antonio Soto. Ahora el movimiento quedaba dividido en dos (la columna Antonio Soto y la columna “Facón Grande”)


Hasta principios de diciembre Soto dominaba toda la zona sur del Lago Argentino y del Lago Viedma y la navegación de estos. Su contingente llegó a ser el más numeroso de todos los huelguistas: alcanzó a tener más de 600 obreros. Soto organizó bastante bien toda esta abigarrada multitud. Tomó como base la estancia “La Anita”. Esa noche del 6 al 7 de diciembre será tal vez la más terrible en la vida de Antonio Soto. Sabe que tiene al ejército encima. No hay que perder tiempo. Por eso llama a una asamblea. Al amanecer Juan Farina, chileno, dice que la cosa no da para más y decide entregarse. La peonada lo apoya, mientras que Pablo Schulz insiste en combatir al ejército. Soto toma la palabra y hace esfuerzos tremendos para convencer al “chilotaje” que evidentemente no quiere más enfrentamientos. Soto juega su última carta: propone que se envíen 2 hombres con bandera blanca hasta donde estén las tropas del ejército y que pidan condiciones ante el jefe militar pero sobre la base de la libertad de los compañeros de Río Gallegos y el cumplimiento de cláusulas del convenio del año pasado. Al Llegar a Cerro Comisión, el suboficial Viñas Ibarra se encuentra con una sorpresa: Dos chilenos delegados de los huelguistas piden una entrevista con el jefe de la tropa, de igual a igual, para conversar por las condiciones del arreglo. Viñas Ibarra tiembla de indignación al ver que extranjeros, 2 chilenos “rotosos y malolientes”, venían a pedirle condiciones. Condiciones de qué, si ellos eran “bandoleros alzados” y extranjeros. Los hombres son fusilados al instante. El suboficial llega a “La Anita” y pide rendición incondicional a todos los huelguistas. Los dirigentes piden plazo de una hora y reúnen la asamblea. Farina está por la aceptación, Schulz más que nunca, por resistir. Soto pronunciará el discurso de su vida. En tono más que dramático, a los gritos, llama la atención de todos:


“Os Fusilarán a todos, nadie va a quedar con vida, huyamos compañeros, sigamos la huelga indefinidamente hasta que triunfemos. No confiéis en los militares, es la traílla más miserable, traidora y cobarde que habita la tierra. Son cobardes por excelencia, son resentidos porque están obligados a vestir uniforme y a obedecer toda su vida. No saben lo que es el trabajo, odian a todo aquel que goza de libertad de pensamiento. No os rindáis compañeros, os espera la aurora de la rendición social, de la libertad de todos. Luchemos por ella, vayamos a los bosques, no os entreguéis.”


Se golpea los puños, se pega en el pecho, grita, hasta se le caen las lágrimas al gallego cuando la gente no responde nada. Ahí está Antonio Soto, alto, con una gorra revolucionaria, hablando de lo que es la libertad. Trata de levantar con sus palabras un ánimo definitivamente muerto y conforme ya con su suerte. Soto no quiere darse por vencido, es ésa su última asamblea, allí, frente a ese paisaje maravilloso.


“Sois obreros, sois trabajadores, a seguir con la huelga, triunfar definitivamente para conformar una nueva sociedad donde no haya pobres, ni ricos, donde no haya armas, donde no haya uniformes ni uniformados, de haya alegría, respeto por el ser humano, donde nadie tenga que arrodillarse ante ninguna sotana ni ante ningún mandón. ”


La asamblea vota y por gran mayoría se acepta la moción de Farina de rendirse en forma incondicional. Schulz dice que está absolutamente en contra pero que acatará la decisión de la mayoría. Soto, en cambio se va a rebelar contra la decisión y se despide diciendo: “yo no soy carne para tirar a los perros, si es para pelear me quedo, pero los compañeros no quieren pelear”. Lo siguen apenas doce hombres (Otra versión dice que fueron 47) guiados por el “guatón” Luna. Montan a caballo en las primeras penumbras del atardecer. Se van como fantasmas. Se dirigen a la cordillera. No saben qué destino les aguarda pero muestran una última rebeldía: no aguantar la humillación. Los compañeros fueron en gran parte fusilados, torturados, humillados y apresados. Otros se los devolvió al trabajo y se les bajaron los salarios. A Antonio Soto jamás lo encontrarán.



Evasión Y Escondite


Luego de cinco días de ser perseguido por los militares argentinos y por los carabineros chilenos, el grupo del “guatón” Luna entrará en Puerto Natales (Chile).Allí es escondido en una goleta y llega a Punta Arenas, donde es refugiado por la Federación Obrera Magallánica. Intenta viajar a Buenos Aires, escondido por la tripulación del vapor “Argentino” pero (ante una denuncia) se moviliza la policía patagónica y la de Buenos Aires a la espera del buque. En un canasto de ropa huye en un barco desde Punta Arenas a Valparaíso. De allí partirá al norte chileno, a Iquique, donde trabajó como obrero en las salitreras. Pero se accidentó y sufrió grandes quemaduras. Luego de una larga cura regresó a Valparaíso. Pero siempre su intención fue volver a Río Gallegos para explicar su actuación en la huelga de 1921. Lo conseguirá 12 años después. Ese día atravesará la frontera y se hospedará en el hotel “Miramar”, de la capital santacruceña. Desde allí toma contacto con antiguos compañeros y preparan un acto que fue un rotundo fracaso. Es que ya se vivían otros tiempos. El sindicalismo y las ideas de reivindicación social habían sido ahogadas en sangre por más de medio siglo en la patagonia. A pesar que Soto dijo el mejor discurso de su vida, lo escucharon apenas un grupo de españoles que habían salvado milagrosamente su pellejo en 1921. Soto fue expulsado de inmediato por el gobernador Gregores, quién además dio órdenes de que no se lo dejara entrar más a territorio argentino. Soto hasta su muerte siguió fiel a sus ideas libertarias aunque ya no actuó públicamente. En sus últimos años poseyó un pequeño hotel en Punta Arenas, que fue lugar de encuentro de periodistas, artistas, libre pensadores y españoles republicanos. El 11 de mayo de 1963 falleció en Punta Arenas a los 65 años de edad. Una verdadera multitud acompañó sus restos, encabezando el cortejo, las banderas del centro republicano español, de la cruz roja (de la que era miembro) y del centro gallego. Columnas de estudiantes le seguían ya que Soto había sido el inspirador de la primera huelga estudiantil en Punta Arenas, para lograr el aumento de los magros sueldos de los maestros.






 

Primeros años y juventud.



Nació el 8 de octubre de 1897 en la villa gallega del Ferrol (Provincia de La Coruña). Era hijo de Antonio Soto y Concepción Canalejo. Llegó a Buenos Aires cuando tenía 13 años. Huérfano de padre comenzó junto con su hermano Francisco, una vida de miserias y privaciones en Argentina. Antonio pudo concurrir muy poco a la escuela primaria. Hizo de los más diversos oficios sufriendo privaciones, explotación y castigos. Desde muchacho fue atraído por las ideas anarquistas en su vertiente sindicalista. En 1914 ―con 17 años― Soto se rehúsa a ingresar en la milicia española para ir a combatir a Marruecos. En 1919 se embarcó con la compañía teatral Serrano-Mendoza, que hacía el recorrido de los puertos patagónicos argentinos y continuaba su periplo por Punta Arenas, Puerto Natales, Puerto Montt, etc.



En enero de 1920 se desata una verdadera rebelión popular en la ciudad de Trelew, Chubut. Todo comienza con una huelga de empleados de comercio a la que se adhiere casi toda la población, en contra del gobernador, la policía y los grandes comerciantes. Antonio Soto, aparece arengando a la gente y apoyando a los trabajadores en huelga. Esa actitud le valió su detención y expulsión del territorio chubutense. Poco después llegará a Río Gallegos, donde el clima obrero que reina en la capital santacruceña lo atrae.



Inicio de carrera política.



Antes y después de las funciones teatrales en la ciudad concurre al local de la Sociedad Obrera. Allí escuchará al asesor, doctor José María Borrero, quien era un orador que cautivaba al auditorio. Borrero lo alienta a quedarse e integrar el sindicato; él se ha dado cuenta de que Soto es un hombre de lucha, que tiene preparación ideológica y que sabe expresarse bien en las asambleas. Soto abandona la compañía teatral y se radica en la Patagonia. Se inscribe como estibador para trabajar en el puerto («trabajador de playa»).



El 24 de mayo de 1920 es elegido secretario general de la Sociedad Obrera de Gallegos. En julio de ese año la Sociedad Obrera, en acuerdo con todos los sindicatos de las otras ciudades santacruceñas, declara la huelga del personal de hoteles de todo el territorio y del personal de playa de los puertos. Piden mejoras salariales. En el sector de playa se pierde la huelga; en cambio, el gremio de mozos, peones y cocineros de hoteles, continúan.



Actuación en la primera huelga patagónica.



La situación al comenzar el año 1921, era la siguiente: el paro en Río Gallegos y Puerto Deseado era total, además se había declarado el boicot a 3 comercios. El 16 de enero el marino Malerba, bajo las órdenes del gobernador Edelmiro Correa Falcón inicia la represión de los huelguistas. Es detenido el asesor de la Sociedad Obrera, José María Borrero, y otros integrantes de la organización, pero Antonio Soto no pudo ser apresado.



Antonio Soto viaja clandestinamente a Buenos Aires, saliendo en el vapor Asturiano oculto por los obreros de máquinas, para presentar la situación en el congreso sindicalista. El periódico Organización Obrera ―órgano de la FORA sindicalista―, en su número del 29 de enero, da cuenta de su arribo. Soto participará del congreso nacional como delegado de los afiliados de la Sociedad Obrera de Río Gallegos. Soto aprovecha el congreso para buscar apoyo y solidaridad para el conflicto de Santa Cruz. El congreso obrero, con representaciones de todo el país, se realizó en La Plata desde el 29 de enero hasta el 5 de febrero de 1921. Soto interviene en el congreso haciendo una profunda crítica por la falta de solidaridad del consejo federal con el movimiento obrero en la Patagonia.



El gobierno radical de Hipólito Yrigoyen, aliado de los estancieros, envía al ejército hacia la Patagonia al mando del Teniente Coronel Héctor Benigno Varela para evaluar la situación que se estaba viviendo. Este al llegar y evaluar antecedentes, finaliza informando que los responsables de todo eran los estancieros, por la explotación a la que sometían a los trabajadores rurales y que la patronal debía humanizar el trato, obligando a ambas partes a deponer las armas y a los estancieros a cumplir con las demandas. Al culminar su gestión, Varela regresa a Buenos Aires.



Actuación en la segunda huelga patagónica.



Los estancieros se negaron a a cumplir con el convenio, continuando con los despidos, reteniendo los sueldos atrasados y sin mejorar las condiciones laborables. Antonio Soto lidera a la Sociedad obrera a la huelga por tiempo indeterminado. El 25 de marzo de 1921 se produce un paro general en el frigorífico. Las gestiones de los estancieros y el gobernador saliente Correa Falcón frente al gobierno radical, dan por resultado el retorno del teniente coronel Varela a la provincia de Santa Cruz, que iniciará una cruel represión fusilando en el acto a los huelguistas.



El 15 de septiembre de 1921, Soto y sus compañeros parten rumbo a las estancias de la cordillera en un largo periplo con automóviles y caballos. Al 31 de octubre, Soto había incorporado al movimiento a los obreros rurales de las estancias Buitreras, Alquinta, Rincón de los Morros, Glencross, La Esperanza y Bella Vista, logrando sublevar a la región del sudoeste del territorio santacruceño. El movimiento era completamente pacífico, requisando las armas y tomando los alimentos para la campaña, sobre los que otorgaban vales para la posterior devolución, y ocasionalmente tomando como rehenes a los propietarios o administradores. Al 5 de noviembre todas las estancias del sur de Santa Cruz están paralizadas. Los obreros dominan los caminos, desplazándose en columnas de 60, 100 y 200 hombres que marchan con la bandera roja y negra. Soto se encuentra en Punta Alta con los militantes Graña, Sambucetti y Mongilnitzky. Allí resuelven que mientras Soto continúe dirigiendo el movimiento en el campo, los 3 restantes deben intentar entrar en Río Gallegos para reemplazar a los dirigentes presos y tener un punto de apoyo en la ciudad. Los 3 anarquistas al arribar a Río Gallegos son golpeados y apresados por la policía.



Mientras tanto las columnas obreras de Pintos, Ramón Outerello y Albino Argüelles habían sido atacadas por las tropas del teniente coronel Hugo Varela, ocasionándoles decenas de bajas. El movimiento había quedado dividido en dos: la columna de Antonio Soto y la columna de José Font (más conocido como Facón Grande). Hasta principios de diciembre Soto dominaba toda la zona sur del lago Argentino y del lago Viedma, y su contingente llegó a ser el más numeroso alcanzando cerca de 600 obreros, tomando como base de operaciones la estancia La Anita.1



El ejército estaba en las cercanías para el 7 de diciembre y el dirigente decide llamar a una asamblea. El obrero chileno Juan Farina, propone la rendición y la gran mayoría de los peones rurales apoyan su moción. Soto argumenta que era necesario continuar con la huelga, pero finalmente acuerda enviar a 2 hombres con bandera blanca a parlamentar con las tropas del ejército para pedir condiciones y garantías, además del cumplimiento de las cláusulas del convenio del año pasado. Los militares fusilan a los dos enviados de inmediato.2



Los militares llegan hasta la estancia La Anita y exigen la rendición incondicional a todos los huelguistas. Los dirigentes piden plazo de una hora y se reúnen en asamblea. Soto da un dramático discurso que será desoído por la mayoría de los huelguistas, que deciden entregarse y terminar con la huelga. Las tropas de Varela fusilarán a un buen número de estos huelguistas. Soto y doce hombres huyen a caballo hacia Chile. Nunca será atrapado por las autoridades.3



Vida en Chile y últimos años.






[caption id="" align="alignleft" width="300"]Antonio Soto con su hija Isabel. Antonio Soto con su hija Isabel.[/caption]


Durante 5 días Antonio Soto fue perseguido por los militares argentinos y por los carabineros chilenos, pero logró refugiarse en Puerto Natales y embarcarse en una goleta que lo llevó a Punta Arenas, siendo refugiado por la Federación Obrera Magallánica. Frente a la posibilidad de ser denunciado, huyó oculto en barco a Valparaíso, siguiendo rumbo a Iquique en el norte chileno, donde trabajó como obrero en las salitreras. Las duras condiciones del trabajo le afectaron la salud y regresó a Valparaíso.





En 1933 viajó de incógnito a Río Gallegos para explicar su actuación en la huelga de 1921, y tomó contacto con antiguos compañeros, preparando un acto que resultará un fracaso en concurrencia, siendo además expulsado de inmediato por el gobernador Gregores. Soto abandonó la militancia activa sin renegar de sus ideales anarquistas.4



Se instaló en Punta Arenas y manejó un pequeño hotel, punto de reunión de libertarios, intelectuales y librepensadores. Soto fundó en Punta Arenas el Centro Republicano Español, el Centro Gallego y la filial de la Cruz Roja. En Puerto Natales inauguró un cine al que llamó Libertad.3 El 11 de mayo de 1963 murió en Punta Arenas a los 65 años de edad. Sus restos fueron acompañados de un nutrido cortejo fúnebre, integrado por libertarios, republicanos y una columna de estudiantes (Soto había inspirado la primera huelga estudiantil en Punta Arenas por el aumento del salario de los docentes). Su tumba se encuentra en el Cementerio Municipal de Punta Arenas, en el nicho Nº 95 del tramo 1 Angamos.



En su lugar de nacimiento, Ferrol (Galicia), una calle lleva su nombre.3 En La Coruña (Galicia), hay una fuente de casi 100 años de antigüedad que lleva su nombre.[cita requerida]



Véase también.





Referencias.





  1. Osvaldo Bayer, La Patagonia Rebelde. Tomo II, p. 195-238, Booket, Buenos Aires, 2004, ISBN 987-1144-71-7.

  2. Osvaldo Bayer, La Patagonia Rebelde. Tomo II, Booket, Buenos Aires, 2004, ISBN 987-1144-71-7.

  3. :a b c Bayer, Osvaldo (2007): «La segunda vuelta de Antonio Soto», artículo del 13 de octubre de 2007 en el diario Página/12 (Buenos Aires).

  4. Bayer, Osvaldo (2004): La Patagonia Rebelde, tomo III, págs. 203-240. Buenos Aires: Booket, 2004. ISBN 987-1144-71-7




Bibliografía.





Enlaces externos.





 

INTERESANTE BIOGRAFIA: ANTONIO SOTO CANALEJO







Interesante biografia:  Antonio Soto Canalejo


El 8 de octubre de 1897 nace en la calle Pardo Bajo de Ferrol (La Coruña, Galicia) el militante anarquista Antonio Gonzalo Soto Canalejo, conocido como El Gallego Soto.


Su padre (Antonio Soto Moreira) murió en la guerra de Cuba, en el hundimiento del buque "Oquendo» durante la batalla de Santiago de Cuba contra la armada norteamericana, cuando tenía un año.


En 1900, con su madre (Concepción Canalejo González), nuevamente casada, emigró a Buenos Aires (Argentina), pero retornará a Ferrol debido a discrepancias con su padastre, Eduardo Rey. Vivió con unas tías hermanas de su padre beatas y autoritarias y aún adolescente empieza a leer literatura anarquista y se apasiona con el antimilitarismo de Tolstoi.


En 1914, contrario a la guerra colonial en Marruecos, se declara insumiso al ejército y emigra a Argentina, donde trabajará como tramoyista en la compañía teatral Serrano Mendoza, que hacía giras teatrales y de zarzuelas por los puertos de la Patagonia.


La Revolución rusa de 1917 lo marcó fuertemente. En 1920 llegará con la compañía en la ciudad patagónica de Trelew, donde participará en actividades de protesta, intervendrá en mítines y sufrirá la primera detención, que implicará su expulsión de la provincia de Chubut. Luego, con la compañía, marchó en Río Gallegos, también en la Patagonia, donde se involucró en las actividades de la Sociedad Obrera, adherida a la Federación Obrera Regional Argentina (FORA). Poco después, a petición de uno de sus asesores, el periodista vasco José María Borrero, abandona el teatro para dirigir el movimiento obrero de la comarca.


El 24 de mayo de 1920 fue elegido secretario general de la Sociedad Obrera de Río Gallegos y adquirió notoriedad entre los obreros rurales. Con el apoyo de Domingo Barón, Baltasar Lorido y otros libertarios, se convierte en la cabeza de la Patagonia insurgente.


En julio de 1920 fue detenido a causa de la huelga del Gran Hotel de Puerto Gallegos y en septiembre de ese año fue de nuevo tomado para intentar rendir un homenaje a Francisco Ferrer Guardia, intentando, sin éxito, las autoridades expulsarlo del país en el mes siguiente.


Con Manuel Outerelo, Argüelles, Font y otros, desarrollará una gran tarea de propaganda por toda la región al tiempo que desaprueba las acciones violentas de la banda de El Toscano.


A finales de 1920 la rebelión patagónica pone en marcha con los obreros de Río Gallegos y orientados por Soto y otros anarquistas españoles (Leoncio Alonso, Antonio Fernández, Antonio Freire, Domingo Tarragó, Eligio Bautista, José Traba, José Díaz, Francisco García , Paulino Martínez, Enrique García) adquiere un cariz revolucionario. Soto, al frente de un grupo de 500 jinetes, logra tomar varias haciendas, pero el ejército argentino, comandado por el teniente coronel Héctor B. Varela, contraatacarà. que implicará una fuerte represión.


Consigue llegar a Buenos Aires y representa, con Daniel Blanco, la Sociedad Obrera de Río Gallegos en el XI Congreso de la FORA, donde denuncia la represión y la actitud de la burocracia de la FORA de Buenos Aires, sin encontrar eco ni sólo en las filas anarquistas.


El 6 de diciembre de 1921, Soto y su grupo son finalmente rodeados en La Anita, una hacienda de la alta montaña. El ejército vence a los levantados, fusila más de 120 revolucionarios y indulta aquellos que son más aptos para el trabajo. Soto, con un grupo de 12 leales, pudo huir por las montañas y entró a Chile por el paso de Centinela, tras negarse a entregar las armas y perseguido por el ejército argentino y los carabineros chilenos que no querían que entrara en el país.


En esta época sufrió una campaña difamatoria por parte de los dirigentes de la FORA del IX Congreso, pero siguió contando con un gran prestigio entre los sindicatos argentinos.


En Chile deambuló por diversas ciudades: Puerto Natales, Punta Arenas, Valparaíso en esta ciudad se casó con Amanda Soup y de este primer matrimonio nacerán seis hijos (Alba, Antonio, Mario, Aurora, Amanda y Enzo) , Iquique , etc.


En Santiago hizo trabajo de chofer de su propio autobús recorriendo Chile de norte a sur patín varios accidentes de tráfico importantes y pudo reanudar su militancia anarquista.


En 1932 se instaló en Punta Arenas. Más tarde abrió un cine, llamado «Libertad», en Puerto Natales, donde también asesoró sindicalmente los obreros de la industria frigorífica.


Cuando estalló la Revolución española no pudo marchar a causa de su mala salud. El 5 de marzo de 1938 se casará de nuevo, con Dorotea Cárdenas, de la isla de Chiloe, con quien tendrá una hija, Isabel.


En 1945 se trasladó a Punta Arenas, donde hizo trabajo en una fundición donde adobaban motores de barcos y después vivió una parada de frutas en el mercado. Más tarde pasó una temporada errante por Tierra de Fuego y luego regresó finalmente a Punta Arenas, donde abrió un restaurante llamado «Oquendo», en honor del barco donde navegó su padre.


En esta ciudad participó activamente en diversas entidades, como el Centro Republicano Español, el Centro Gallego (1950), el Club Deportivo de Pesca y Caza (1951), la Cruz Roja Internacional, la Sociedad de Amigos de la Unión Soviética a pesar de su reconocido e inequívoco anarquismo e incluso hizo costado la candidatura de Salvador Allende.


La salud le obligó a dejar el restaurante y montó una pensión que llevará su linaje, situada en la calle Ecuatoriana, y que ayudará económicamente con un camión que llevaba cargas desde el puerto.


En 1962 abandonó toda clase de trabajo. Parece que estuvo bastante unido a la fracción española de la FORA (Abad de Santillán, Manuel Villar Mingo, Emilio López Arango, José Torralvo, etc.).


Su figura ha sido protagonista de varias películas "La Patagonia rebelde" (1973), Patagonia, utopía libertaria (1998) y de libros y ensayos (José María Borrero, González, Osvaldo Bayer, Lois Pérez Leila, etc. ).


Antonio Soto Canalejo murió a causa de una trombosis cerebral el 11 de mayo de 1963 en Punta Arenas (Magallanes, Chile). En Buenos Aires existe el Centro Gallego-Argentino de Estudios Sindicales y Sociales "Antonio Soto" ya Ferrol una calle lleva su nombre.




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