viernes, 14 de octubre de 2016

ENTREVISTA| SHLOMO SAND "El origen de Israel es como el del niño que nace de una violación"


http://www.publico.es/internacional/536829/el-origen-de-israel-es-como-el-del-nino-que-nace-de-una-violacion

El historiador israelí Shlomo Sand


¿Israel se fundó sobre principios democráticos? ¿Puede justificarse la existencia de Israel a partir de antiguos derechos históricos? ¿Israel se defiende de Hamas? ¿Israel quiere realmente la paz? Son preguntas que atentan contra consignas oficiales ampliamente difundidas en Occidente, y a las que da respuesta uno de los intelectuales israelíes más controvertidos: el historiador Shlomo Sand (Linz, Austria, 1946), profesor emérito de la Universidad de Tel Aviv. Hijo de judíos polacos, supervivientes del Holocausto; veterano de la Guerra de los Seis Días (1967) y autor del polémico ensayo Cómo y cuándo se inventó el pueblo judío (2008), Sand demuestra con su análisis que pueden mantenerse posiciones reflexivas y tolerantes aun en los momentos más difíciles de tan largo y sangriento conflic­to.


Fuera de Israel, muchas personas se preguntan cuáles son los obstáculos que impiden la creación de un Estado multiconfesional, con capital en Jerusalén. Pero, en Israel, parece que nadie respalda esta opción. ¿Existe una corriente palestina favorable a esta solución?
Hace 130 años, la población árabe ocupaba toda Palestina. En ese tiempo, ¿qué hemos hecho los ju­díos? Confinar a los árabes en dos reservas indias, una hostil (la Franja de Gaza) y otra por el mo­men­to relativamente amistosa (Cisjordania). Hemos negado a ese pueblo su existencia como na­ción y su derecho a crear una entidad política. Ése es, seguramente, uno de los mayores obstáculos para la paz.La solución de un Estado único tiene una justificación moral evidente, pero no una viabilidad políti­ca. Después de tantos años de ocupación y guerra (se trata del conflicto más largo de la historia con­temporá­nea), no creo en la posibilidad de un solo Estado. Me parece una propuesta infantil, sobre todo porque Israel es la sociedad más racista del mundo occidental. A mi entender, la solución estriba en dos estados con las fronteras de 1967, uno israelí —no específicamente judío, sino israelí, de todos sus ciudadanos— y otro palestino. Además, creo que ambos estados deberían unirse en una confede­ra­ción, al cabo de cierto tiempo.Antaño, la izquierda radical palestina abogaba por un solo Estado, pero actualmente esta facción ocupa una posición totalmente marginal entre las fuerzas políticas palestinas.

"Israel es la sociedad más racista del mundo occidental" Israel fue creado según los principios democráticos occidentales. Sin embargo, los ciudadanos árabes israelíes han denun­cia­do en muchas ocasiones la vigencia de leyes étnicas discriminatorias.
Israel no se fundó sobre los principios políticos democráticos al uso en Occidente. Es cierto que la cultura política israelí es relativamente liberal. Pero Israel, desde sus orígenes, se definió como Estad­o judío, no como un Estado de ciudadanos, judíos y árabes. ¿Qué quiere decir, en democracia, "Esta­do judío"? No hay que olvidar que millón y medio de israelíes no son judíos, sino árabes. Me gusta poner como ejemplo el conflicto entre Catalunya y España: el Estado español no se define como ex­clusivamente castellano, admite una realidad cultural catalana.Yo defino a Israel como una etnocracia liberal. ¿Y por qué liberal? Porque ciertamente es pluralista, de otro modo yo no podría ser profesor en la Universidad de Tel Aviv.

En la línea argumental del filósofo y escritor israelí Yeshayahu Leibowitz (1903-1994), ¿piensa usted que la ocupación de los territorios palestinos ha corrompido a la sociedad israelí?
No estoy seguro de que sea exactamente así. El problema radica una vez más en el carácter etnocén­trico del Estado judío. Más que corrompido, creo que el Estado se ha vuelto cada vez más cínico, y creo que la corrupción de la sociedad se ha hecho más visible, pero ello ocurre en la mayoría de los países en estos primeros tiempos del siglo XXI.

Muchos europeos son acusados de antisemitas cuando critican la política de ocupación israelí, pero muchos israelíes son estigmatizados en Europa como genocidas cuando defienden la existencia del Estado de Israel, incluso si defienden un diálogo sincero con los palestinos para alcanzar un acuerdo de paz definitivo.
Hay muchos israelíes que están contra la ocupación y la guerra actual, tanto sionistas como no sionis­tas.A pesar de los abusos cometidos; de la ocupación de los territorios palestinos, que ha sido una trage­dia; y de su política belicista, yo defiendo la existencia de Israel como Estado. No porque le reconozca los derechos históricos que reclama, sino por el solo hecho de su existencia, y también porque cual­quier intento de hacerlo desaparecer traerá consigo nuevas tragedias.Yo comparo el origen de Israel con el de un niño que nace a raíz de una violación. Israel nace de la violación de la población árabe local, pero ya no puede desaparecer. Acabar con el conflicto obliga también al reconocimiento de un Estado palestino, hecho que Israel sólo acepta con la boca pequeña.

Un crimen abominable, el asesinato de tres adolescentes israelíes, dio lugar a un crimen no menos repugnante, el asesinato de un muchacho palestino. La reacción del Gobierno israelí ante el primero de estos sucesos fue militar, no policial, como hubiera sido normal ante actos de esta naturaleza.
Ante todo, debe decirse que Hamas no tuvo nada que ver con el asesinato de los tres colonos israelíes. Sin embargo, esa fue la excusa para que Israel atacara nuevamente Gaza con toda su fuerza militar.

Previamente a este suceso, Israel había vuelto de detener aproximadamente a la mitad de los activis­tas de Hamas liberados en 2011, a cambio del sargento Guilad Shalit. Volvió a arrestarlos sin ninguna prueba contra ellos. Era una declaración de guerra y Hamas no podía dejar de responder.
Hamas me parece un régimen espantoso por la islamización forzada de la sociedad, pero tiene moti­vos para reaccionar, del mismo modo que la Unión Soviética tenía razones para defenderse de la agresión nazi en 1941, aunque la dictadura estaliniana fuera aún más espantosa que la de Hamas.
Por otra parte, me parece buena señal que Hamas haya renunciado a las acciones terroristas que practicó en el pasado, y eso a pesar de los daños que Israel está causando a la población civil de Gaza. Israel ha roto todas las reglas del juego.
"Hamas tiene motivos para reaccionar"

La memoria es un elemento constitutivo fundamental de la personalidad individual y colectiva. Cuando hay tanta herida abierta en ambos bandos, ¿es posible negociar y llegar a acuerdos? ¿Cómo pueden superarse estos sentimientos enfrentados?
Estoy de acuerdo en que existe la situación sobre la que me pregunta, pero usted sabe que la memoria no es un mecanismo automático, sino un contenido elaborado. La memoria colectiva es completa­mente diferente de la memoria individual, en tanto que producto de la educación; la construyen los maestros, los historiadores... Si usted da crédito a los libros escolares de Israel, verá que cualquier soldado israelí puede considerarse descendiente directo de los guerreros del rey David. Muchos israe­líes creen que su historia ya fue escrita hace 3.000 años. La educación fabrica la identidad colectiva actual. De ella también dependerá el futuro, y por ambas partes.

Hamas es un componente esencial del movimiento palestino, pero, aparentemente, no se presta a ningún acuerdo con Israel. ¿Cómo puede solventarse esta situación? ¿Hamas aceptará finalmente la existencia de Israel?
Estoy seguro de que Hamas llegará a aceptar la existencia del Estado de Israel según las fronteras de 1967, al igual que hizo en su momento la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Pero Israel, a mi entender, no quiere realmente la paz, porque se niega a reconocer cualquier forma de so­beranía palestina sobre su propio territorio. Así lo mostró su acción contra la Flotilla de la Libertad (mayo de 2010). Puedo entender que la Marina israelí controlara aquellos barcos, para asegurarse de que no llevaban armamento, pero luego debía haber permitido que la flotilla siguiera rumbo a Gaza. Acciones así muestran que Israel representa un papel teatral de falso diálogo.Yo quisiera que Israel aceptara las condiciones de tregua solicitadas por Hamas, es decir, el levanta­miento del bloqueo impuesto a Gaza. Desde hace ocho años, Gaza está completamente aislada del mundo, por culpa de Israel y con la complicidad actual de Egipto. Creo que es un compromiso de obligado cumplimiento para construir una paz verdadera.

Marwan Barghouti, uno de los líderes de la segunda Intifada palestina (2000-2005), que está preso en Israel desde 2006, ha sido presentado en muchas ocasiones como la persona capaz de conducir un proceso de paz estable. Una suerte de Mandela palestino. ¿Qué piensa usted sobre Barghouti?
No conozco personalmente a Barghouti, pero soy laico y estoy convencido de que es una personalidad de futuro; espero que sea un buen adversario político frente a Hamas. Por desgracia, no tiene ningún peso político actualmente, debido a su condición de preso.

¿Cree usted que asistimos a un fortalecimiento del integrismo religioso en ambos bandos? ¿Están perdiendo protagonismo los sectores laicos?
Como les he dicho, yo soy laico. Creo que unir política y religión es una perversión, y que introducir la religión en el conflicto solo puede conducir a la catástrofe. Por desgracia, el conflicto está aumen­tando la influencia islamista en la sociedad palestina, del mismo modo que crece la influencia reli­giosa judía en la sociedad israelí. El principal peligro no estriba en que la gente sea religiosa, sino en que lo sea el Estado; cuando la religión desborda el ámbito privado para tener una dimensión nacio­nal, el enfrentamiento se agudiza.

Se dice que Gaza posee yacimientos de hidrocarburos y que Israel se niega a ceder su explotación a los palestinos.
"Israel representa un teatro de falso diálogo ayudado por EEUU"Creo que solo son suposiciones. La raíz del problema de Gaza no es material, sino ideológica, y es­triba en que Israel se niega a reconocer la existencia de una nación árabe palestina. No quiere aceptar la evidencia de la presencia del pueblo palestino, y no puede soportar ninguna expresión de indepen­dencia en Palestina. Israel no quiere la paz, pero representa un papel teatral de falso diálogo, ayu­dado por los Estados Unidos y ante la pasividad de Europa.

¿Los colonos judíos de los asentamientos cisjordanos representan un grave obstáculo para la solución del conflicto?
Los colonos no deben ser un obstáculo para la paz. En la Universidad de Tel Aviv hay estudiantes na­cidos en los asentamientos que se muestran críticos con la ocupación; sin embargo, sus raíces están en las colonias. ¿Cuál es la solución? Puesto que creo en la posibilidad de dos estados soberanos pero confederados, del mismo modo que hay árabes israelíes, los colonos podrían quedar en sus asenta­mientos como ciudadanos palestinos.

¿Cuál es su balance final acerca de la situación en que se haya el conflicto?
Por supuesto, sigo creyendo en el diálogo entre palestinos e israelíes. Pero mi visión es muy pesimista en estos momentos. Pienso que el proceso de paz necesita una ayuda exterior; necesitamos que Eu­ropa salga de su pasividad, porque el tiempo apremia.



 Shlomo Sand - La invención de la tierra de Israel - subtitulado



En esta conferencia, el historiador israelí Shlomo Sand expone la esencia de su nuevo libro, La invención de la tierra de Israel, y debate con el público presente las ideas por él desarrolladas en esta obra y en su libro anterior (La invención del pueblo judío).

Con su usual contundencia, Shlomo Sand deconstruye por completo la mitología erigida por los sionistas a través de la manipulación de citaciones bíblicas. El propósito de tal manipulación es intentar justificar con argumentos religiosos la ocupación de Palestina y la expulsión de gran parte de los habitantes autóctonos para, en su lugar, asentar los contingentes de personas de ascendencia judía (mayormente oriundos de Europa Oriental) que el sionismo logró llevar para allí.

En el debate con la audiencia, Shlomo Sand revela que, aunque considera que la propuesta de un solo Estado para la región sea moralmente superior, por razones de viabilidad práctica, él se muestra favorable a la creación de dos estados: uno israelí y otro palestino. Sin embargo, diferentemente de lo que anda defendiendo últimamente Norman Finkelstein, Sand se muestra terminantemente contrario a que Israel sea un Estado judío, o que Palestina venga a ser también un Estado racial o religioso. Él defiende la existencia de Israel como un Estado de todos sus ciudadanos, con derechos y deberes iguales para todos, cualquiera sea su religión o ascendencia étnica. Lo mismo para Palestina.

La alternativa de dos estados (en la concepción que Shlomo los vislumbra) debe ser asumida porque es, según él, la única que puede conseguir el consenso necesario para su concreción. Según él, la actual sociedad israelí es la más racista de todo el mundo occidental y, por lo tanto, jamás aceptaría pasar a la condición de minoría en un Estado que fue originalmente creado exactamente con el objetivo de garantizarle su hegemonía.






0 comentarios:

Publicar un comentario